DADU
REVISTA DE ARQUITECTURA DISEÑO Y
URBANISMO
39 – 50
AÑO 8 -
NUMERO 11
2013
UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MORELOS
ISNN 2007
4727
EL HOMBRE DE
FUEGO
CONSTRUCCIONES
DE HORNOS DE CAL Y TEMAZCALES
César
Augusto Ruiz Rivera
RESUMEN
La cal viva se conocía 6000 años
a.C. como material de construcción en morteros y revestimientos. En Çatal Hüyük se han
encontrado paredes revocadas y armadas con frescos. Gracias a la investigación
arqueológica se ha descubierto que se usó en el antiguo Egipto, en el
Imperio asirio, en la Grecia Clásica, en el Imperio Romano, y también
fue usada por los mayas, los incas, y los
aztecas en América, así como por las primeras dinastías chinas, y de la
India.
Durante la
Edad Media, en Europa, cuando se comenzaba alguna construcción (catedrales, palacios,
etc.), se preparaban enormes contenedores con cal viva llamados “balsas”, la
cal era el último elemento que se usaba en grandes cantidades, y como las construcciones
eran lentas, la cal muerta iba madurando para cuando fuera necesaria. Los
antiguos maestros Señores del Fuego decían que la cal ideal era la que llevaba
al menos treinta años en reposo y la denominaban "chica" mientras que
a la cal de más de treinta años la denominaban "chico".
En los
siglos XVII - XVIII, dependiendo de la zona en España, cuando alguien tenía un
hijo, durante su niñez se preparaba una ‘balsa’ de cal para cuando este tuviese
que emprender la construcción de su casa.
Uno de tantos ejemplos en el
continente americano, e encuentra en la comunidad de San Andrés de la Cal, Municipio de
Tepoztlán, en el Estado de Morelos, México, encontramos restos de antiguos hornos de cal,
de los cuales los adultos aún pueden recordar la forma de cómo sus padres armaban
los hornos y quemaban la piedra caliza, para obtener cal viva.
PALABRAS CLAVES:
Horno, cal viva, ritual, huehueteotl, Señor del fuego.
ABSTRAC
Well-known the alive
cal 6000 years’ a. C. like construction equipment in mortars and coatings. In Çatal Hüyük have
been revoked walls and Navies with fresh. Thanks to the archaeological
investigation have been discovered that it was used in old Egypt, in
empire asirio, in Classic Greece, in Roman empire, and
also was used by Mayan, Incas, and
the Aztecs in America, as well as by first Chinese dynasties, and
of India.
During
the Average Age, in Europe, when some construction was begun (cathedrals,
palaces, etc.), enormous containers with alive cal were prepared called
"rafts", the cal was the last element that was used in great amounts,
and as the constructions were slow, the dead cal was maturing for when outside
necessary. The old teachers Gentlemen of the Faire said that the ideal cal was
the one that had been at least thirty years in rest and they denominated
"girl" whereas to the cal of more than thirty years they denominated
"boy".
In
centuries XVII - XVIII, depending on the zone in Spain, when somebody had a
son, during its childhood prepared one `balsá of cal’ for when this it had to
undertake the construction of its house.
One
of so many examples in the American continent, in the community of San Andrés
of the Cal, Municipality of Tepoztlán,
in the State of Morelos, Mexico, we found
rest of old cal furnaces, where the adults still can remember the form to
arm furnaces and to burn cal stone, to obtain alive cal.
KEY WORDS:
Furnace, live cal, ritual, huehueteotl, Gentleman of
the fire
INTRODUCCION
La obtención de la cal viva es un proceso técnico, considerado mágico ya
que se obtiene a través del fuego manipulado por uno de tantos especialistas
(chamanes) conocido como el Señor del Fuego a quien se le podría considerar
como un alquimista extinto de la antigua edad media (por sugerencia de Don
Ángel Puebla le
llamaremos en adelante así a todo aquel que trabaja con el fuego, como
herramienta principal. En el caso de San Andrés de la Cal, este
especialista se extinguió de la actividad calera, y carbonera (vegetal) a causa
de un cambio socioeconómico en la región. El Señor del Fuego subsiste en el
oficio del panadero (que en mucho casos, hoy en día, cuece la masa con gas),
con el temazcalero tradicional (hay, hoy en día, quien calienta la roca con
gas), y el herrero que trabaja a través de la electricidad, prosiguiendo en
todo los casos la extinción del Señor del Fuego.
El nombre de la comunidad San
Andrés de la Cal, en el
Municipio de Tepoztlán, en el Estado de Morelos, México, se le dio del segundo
nombre original, Teneztitla (lugar donde hay piedra de cal) y en donde se
aprecia los restos
de antiguos hornos de cal, y de temazcales..
Un horno de cal
permitía crear óxido de calcio mediante la
calcinación de la piedra caliza.[] La reacción tenía lugar
a 900°C (temperatura a la cual la presión parcial de CO2 es de 1 atmósfera), pero generalmente se usaba una temperatura de unos
1000°C (temperatura a la cual la presión parcial del CO2 era de 3,8 atmósferas[]) haciendo que la reacción se
produzca con mayor rapidez.
La cal
se puede producía a partir de una serie de materiales carbonados que generalmente
se producía mediante la quema de piedra caliza, que era fundamentalmente
carbonato de calcio (CaCO3).
Cuando
se calentaba a 1000° C, el carbonato de calcio comenzaba a disociarse para
producir óxido de calcio (cal viva) y dióxido de carbono. La forma de la piedra
caliza se mantiene, pero su peso se reduce en 45%.
CaCO3 +
calor ---- CaO + CO2
Cuando la cal viva se hidrata con agua se dice que se apaga para
formar hidróxido de calcio. En este proceso de conversión de cal viva en cal
muerta, el material se calienta, se expande, y se convierte en un polvo fino.
CaO + H2O --- Ca (OH)2
La cal
muerta en polvo (hidróxido de calcio) quedaba lista para almacenar y usarse
como cemento en estuco, o para otras aplicaciones. La cal muerta se mezclaba
con agua para formar una pasta que se usaba en la construcción arquitectónica. Se
agregaba arena o tierra cernida para producir volumen y para reducir los
resquebrajamientos o fracturas causados por la contracción del producto final
cuando se seca y se cura. Mientras la mezcla se cura, el dióxido de carbono en
la atmósfera reacciona con el hidróxido de calcio para producir carbonato de
calcio y agua que después se evapora.
Ca
(OH)2 + CO2 ----- CaCO3 + H2O
Los morteros de cal eran
fabricados con cal viva u óxido de calcio, arena y agua. La cal
podía ser aérea o hidráulica, diferenciándose porque la hidráulica tiene un
pequeño porcentaje de silicatos, lo que la hacía más recomendable para su uso
en ambientes húmedos, sobre todo como material de construcción.
Solo la cal aérea tenía
capacidad bioclimática y era capaz
de conservarse en perfectas condiciones durante siglos, ya que posee poros que
dejan transpirar las paredes y al mismo tiempo la impermeabilizan. También el
núcleo conserva y regula la temperatura de los interiores gracias al efecto de
"respiración" de la construcción a través suyo. Para ello, el resto
de los materiales eran tradicionales,
como piedra, barro, o ladrillo tradicional.
Una vez que la cal se utiliza, empieza a cristalizar y a carbonatarse,
desde la superficie hacia dentro, conservando un núcleo húmedo que es el que le
confiere sus propiedades y elasticidad, gracias a la cual tiene un
comportamiento mecánico mejor que un cemento portland, tanto para
revocos exteriores como interiores, así como para morteros y otros usos.
Al cabo de cientos de años, la cal apagada, después de
carbonatarse completamente, retorna a su estado original en la cantera, que es
el de roca
caliza. En la construcción la cal apagada no tiene propiedades adherentes y
por lo tanto su fijación es mecánica a los huecos de la piedra o el ladrillo,
por lo que si se aplica a una pared lisa, previamente, hay que picarla para crear
"hoyuelos" en toda la superficie donde se pueda "agarrar".
Otro uso de la cal, en la construcción, es en "lechada" para
(pintar) las paredes y en algunos casos los techos con una brocha gorda. Esta pintura
tiene, como los estucos de cal
aérea apagada, un comportamiento bioclimático que hace
que un edificio tenga frescor en verano y calor en invierno, en un efecto
conocido como vasija de barro o botijo. Se utiliza en la técnica de
construcción llamada revoco, ya que forma parte de la mezcla usada. Asimismo
puede usarse para desinfectar superficies como paredes o evitar plagas en
árboles pintando la superficie de su tronco con lechada de cal.
Antiguamente Cuando se apagaba una gran cantidad de cal viva, en una
"balsa" o "pudridero" durante algunos años, era para que
siguiera apagándose y
madurando. El periodo mínimo para ser usada era de seis meses; cuantos más años
pasaba en reposo, mejor resultado tenia, carbonatándose de forma
óptima al utilizarse en revocos, estucos o morteros.
No todas las canteras de cal ofrecían la misma calidad y cuanto mayor
porcentaje de carbonato tenía una roca, mejor calidad de la cal apagada, siendo las ideales las
que se acerca a la composición del mármol. Durante
esa maduración, dure lo que sea, sigue siendo cáustica y cualquier
elemento orgánico que caía en la "balsa" acaba desapareciendo devorado por la cal.
La cal hidráulica fue creada en Francia en 1821 ya
que en este país las canteras de cal, al igual que en las de Bélgica y Alemania, daban una
roca de pésima calidad con muchos silicatos en
comparación a las canteras de países como España e Italia. Básicamente
la cal hidráulica se comporta en la construcción como un cemento portland
blanco pero con peores resultados.
Los franceses consiguieron su uso masivo prohibiendo en sus colonias,
sobre todo en las norteafricanas, el uso de la cal aérea y obligando a usar la
cal hidráulica.
Desde
el siglo XVI hasta el primer cuarto del siglo XX la explotación de cal, en San
Andrés de la Cal, por muy poca que haya sido, y aunque no hay registros que
demuestren la cantidad, a no ser por la gran cantidad de los hornos y de su
capacidad de producción, fue muy importante, ya que contribuyo en la construcción
de edificios, prehispánicos y coloniales de toda la región. A principios del siglo XX, en San Andrés
eran alrededor de 50 familias, y estaban organizados para que cada familia tuviera
la oportunidad de utilizar alguno de los hornos, y los que no se dedicaban a la
peonada leñando y manteniendo el horno encendido. En aquel entonces la jornada
correspondía a $8.00 diarios. Por lo que cada horno al año producía alrededor
de 10,000 kilogramos de cal viva, por 15 hornos que existen nos da una cantidad
de 150,000 kg. de cal viva al año. El kilogramo se vendía a 10 centavos, nos da
una cantidad anual, total de producción de cal viva de $15,000, después de la
revolución. Si se toma en cuenta que la peonada se pagaba a $8.00 por día, el
peón ganaba al mes $192.00 (sin contar los domingos) y al año $2,304.00. La
última ocasión que se fabricó cal en el pueblo fue en 1950 ya que iba en
aumento el éxito del cultivo de jitomate, el cual, para 1968 alcanza su mayor
ganancia. Posteriormente, en el año de 1998 se volvió a quemar cal de forma
experimental, y pude constatar el enorme daño que sufría el medio ambiente. Se
tuvo que deforestar cerca de una hectárea de bosque para poder mantener encendido
el horno de cal durante 4 días, por lo que aproximadamente se utilizó 9000 Kg.
de leña para alimentar un solo horno. Algunos pobladores aún recuerdan que los
cerros de alrededor tenían una apariencia de deforestación muy drástica en la
década de los 50 del siglo XX.
COSTOS Y PRODUCCIÓN
DE CAL VIVA EN 1998
Medidas
------------------------------------------------- 5 mts. diámetro.
Leña ------------------------------------------------------
9,000 kg.
Piedra Caliza
------------------------------------------- 15,000 kg.
Piedra mal quemada
--------------------------------- 7,000 kg.
Cal viva, producción --------------------------------- 10,000 kg.
Tiempo de trabajo
------------------------------------- 96 Hrs.
Mano de obra
------------------------------------------- 4 personas x 96 hrs. $150 c/u. Más
$400 por el trabajo del Señor del
Fuego.
Los
hornos de San Andrés, constaban de dos partes, una inferior, al que se le
llamaba el hogar o cámara donde tenía lugar la combustión de leña verde
densamente apilada, que
suele tener un contenido de agua superior al 50% (Nations 1979, Pike 1980), con lo cual había que obtener la
temperatura de 1000° C. de 1 a 4 días y otra superior donde tenía lugar la cocción de la roca
caliza, con este medio se convierte la roca caliza (CaCO3) en cal viva CaO.
Técnicamente
los hornos controlaban la combustión en el centro, donde se concentraba el
calor, evitaban la pérdida de calor mediante el aislamiento que produce la
humedad de la capa externa de la madera, y tenían un sistema de ventilación que
recibe aire frío del perímetro lateral, soltaba gases calientes a través de la
piedra caliza que cubre la estructura. Por lo general todos los hornos de San
Andrés eran estructuras idénticas. Cualquiera de los hornos que se conservan en un 50% podía
quemarse al nivel de la superficie o en huecos excavados en la ladera del cerro
Tenextepetl, o en algún lecho rocoso. Además de las variaciones en las formas
de apilar, hay otras técnicas que podían utilizarse para facilitar la
combustión o mejorar la entrada de aire y la salida de gases. Tal es el caso
procurar “chimeneas” centrales verticales, o “callejones” laterales al nivel
del piso, troncos en la base que elevan toda la estructura, métodos de ubicar
la leña en lugares estratégicos para generar un patrón de quema controlado y ‘estantes’
que sostienen las estructuras y permiten introducir leña al centro durante la
quema. Estas técnicas variaban de acuerdo al especialista o al Señor del Fuego
Calero.
Bajo la
dirección del Señor del Fuego, un horno se prendía a las 4 de la madrugada con
hojas secas acomodadas en el centro inferior de la campana de leña para
asegurar que ningún viento afectara la quema en las primeras seis horas
esenciales, y para que el horno estuviera en su punto de mayor calor en la
tarde y noche. La humareda húmeda inicial se convierte en gases incoloros y
calientes que emergen a través de la roca mientras el fuego interior ganaba
intensidad.
El
fuego ardía y ascendía bajo la forma cónica invertida dentro de la estructura,
el Señor del Fuego se podía acercar al borde de la pila, pero sin atravesar los
lados paralelos. Troncos al perímetro ardían a un lado interior que estaba en
contacto con la piedra caliza que ardía al punto de tener un color naranja
encendido, mientras la parte exterior de la misma leña, a tan sólo 5 cm. de
distancia, se mantenía frío gracias a la excelente calidad aislante de la
madera húmeda. Durante el proceso la cal viva caliente caía lentamente al centro
encendido, la externa rodaba periódicamente hacia adentro para ser consumida
por el fuego en su parte interna, mientras la exterior servía para contener el
calor que de otra forma sería irradiado fuera de esa parte del horno.
La
mayor parte de los hornos tradicionales de San Andrés, varían de 1 a 4 mts. de
diámetro. Pero no hay un límite específico de tamaño máximo. Los ejemplos
mayores que son del tipo redondo toman cuatro días en quemarse.
Al
final del proceso de quemado, la piedra de cal viva se observaba en el suelo
dentro de un círculo de leña sin quemar, donde previamente descansaba la leña.
Se construía un techo provisional alrededor para proteger la cal de alguna
lluvia imprevista mientras se enfriaba la cal viva durante otro día. Al día
siguiente el Señor del Fuego examinaba cuidadosamente la piedra de cal viva aun
semi-caliente, sacando pedazos de carbón y de sílex, y apartando pedazos de
piedra caliza a medio quemar de la parte superior central del horno, estas
rocas de la parte central no se quemaban porque el calor proviene solamente de
abajo y no se desechaban, ya que servían como capa aislante para contener el
calor en la zona interior que contenía piedras más pequeñas. Estas piedras
parcialmente cocinadas, son blancas por fuera y grises por dentro, podían ser
quemadas nuevamente para producir cal viva de manera más fácil que con piedra caliza
‘fresca’, pero muchas veces se desechaban. Estos pedazos de piedra ‘fresca’ a
medio quemar se les conocía como ‘piedra negra’ (aunque en la realidad el color
natural de la piedra caliza es gris), y se guardaban para calcinarse después en
algún horno pequeño del mismo tipo.
Una vez
recogido y limpio el lugar. El especialista empacaba la cal viva en sacos para transportarla
a pueblos como Amecameca, Chalma, Cuautla, Cuernavaca, y el Estado de México
donde se procesaba.
Normalmente
el proceso de apagado de la cal viva como ya mencionamos era echándole agua
cuidadosamente, ya que suele suceder que reaccione porque
tiene excesiva avidez por el agua, y a su contacto se vuelve caustica hierve a una temperatura de 90º C y puede
llegar a quemar al
brincar la roca; se
sabe de personas que perdieron un ojo por no tener cuidado al querer apagar la
cal. Se tenía cuidado del recipiente donde se hacía, ya sea de
metal o de ciertos plásticos. Normalmente la piedra de cal viva se
calienta y cambia de forma para convertirse en un polvo blanco brillante; actualmente
se deja "cocer" durante la noche. Luego se cerne para remover los
pedazos de piedra sin quemar y se vende para su uso inmediato en la comunidad. Es necesario guardarla en
lugares secos. También es utilizado para el nistamalizado
del maíz para la masa de tortilla.
Algunos Señores del
Fuego quemaban algún horno durante la época de lluvias y dejaban la cal viva al
aire libre para que se apagara de manera natural por dos o tres años, antes de
ser utilizada en la construcción. Este método tradicional de apagar, era
considerado necesario si se deseaba una cal durable que no se resquebraje. Todo
lo descrito hasta aquí se ha perdido completamente.
En cuanto a la descripción de
Tepoztlán y sus pueblos Juan Gutiérrez de Liévana, en su Relación de la Villa
de Tepoztlán de 1580, y que corresponde a la época de la Republica de indios…
La estancia de San Andrés... dicen llamarse Acacueyecan...
Las primeras ocupaciones
socioeconómicas de subsistencia a que se dedicaron los primeros pobladores de Acacueyecan y durante los 5 siglos de
historia desde la conquista española fue y ha sido el de la caza y recolección,
fueron leñadores, carboneros, caleros, fabricaban el papel amate y se cultivó
maíz en tlacolol (terreno pedregoso)
y en milpa de terreno plano con coa. Pero el producto natural que distingue al
pueblo de San Andrés, es precisamente la cal, la cual al parecer, se empezó a
explotar con la llegada de los primeros pobladores a la región. Esto lo
atestigua la existencia de cal en la argamasa de las pequeñas construcciones
prehispánicas existentes en los cerros de alrededor del pueblo. Construcciones
que corresponden al parecer a lugares de algún culto ya que se encuentran en
peñas, fortificadas por barrancos y desfiladeros. No se sabe en qué cantidad se
explotaba la cal, ya que no aparece como tributo en el Códice Mendocino o en la Matricula
de Tributos, aunque nos indican que todos estos productos se producían
localmente.
Hay a lo largo de la falda del cerro
de la Cal 15 hornos antiguos para quemar la cal, todos en ruinas llenos de
hierbas, raíces y árboles que atestiguan la explotación que se hizo de este
producto en el pasado prehispánico o cercano del pueblo (en lo que es el Texcal
hay más de 20 hornos), sus nombres de norte a sur, son:
1)
Zazocotepazola. 8) Tlachichinal. 15)
Acolapa.
2) Acuitlapilco. 9) Zacatlatenco.
3) Zauihtenco. 10) Sanyicals (el más grande, de
200 cargas).
4) Aiocalticpac. 11) Tezcalamacotitla.
5) Tepeculiquian. 12) Teneztepec.
6) Tecontitla. 13) Zalcomi.
7) Cocoloxtitla. 14) Chilimonco.
Todos tenían la capacidad de
producir alrededor de 150 cargas en promedio, miden alrededor de 8 mts.
cúbicos. Los hornos descansan sobre algún borde o cavidad natural, tapizado de
piedra volcánica, dejando un orificio en la base para alimentar el fuego. Se
colocaba leña verde en forma de cono invertido, después, cubriendo la leña, se
formaba una campana de piedra caliza dejando un corredor para el aire en el
interior del horno. La cocción de la cal
duraba de 2 a 8 días dependiendo el tamaño del horno, y el enfriamiento 5 días.
El señor del Fuego, y macheteros auxiliares debían permanecer todo ese tiempo
para alimentar el fuego.
El fraile Juan Bautista, en una
descripción del S. XVI sin mencionar el lugar nos da una descripción sobre la
fabricación de cal, durante la Colonia:
... en las más partes de esta Nueva
España está entre los naturales introducido que la cal no pueden quemar todos,
sino algunos viejos señalados, los cuales, cuando algunos han de quemar cal,
los llaman y venido toman un poco de piciete
(tabaco) y ponenlo sobre 4 o 5 piedras sobre que se arma el horno, que dicen tenamaztli (casa de cal). Y por dentro
del horno en el suelo y por de fuera, hacen unas rayas como aspas y una oración
a Xiuhtecutli, que es el fuego, para
que con su llama ayude.
Armado el horno, tienen su pulque
aparejado y una gallina y un quemado el horno, derraman pulque por lo alto del
borde del horno y en la boca baja sacrifican una gallina cortándole la cabeza.
Suelen bailar delante de la boca baja por do respira el fuego, para todo lo
cual, cada cosa en particular, dicen sus palabras que se pondrán al margen.[1]
Otra descripción de Sahagún (1985: 39) dice que fue el dios
Xiutecutli o Huehuetéotl, dios viejo o del fuego, quien hizo el carbón y la cal,
además de la resina, la sal y la miel de maguey. También nos dice que:
El que trata en cal, quiebra la piedra
de que hace cal y la cuece, y después la mata; y para cocerla o hacerla viva
junta primero toda la piedra que es buena para hacer cal; y métela después en
el horno, donde la quema con harta leña, y después que la tiene cocida o
quemada, mátala para aumentarla. Este tal tratante unas veces vende la cal
viva, y otras veces muerta, y la cal que es buena sácala de la piedra que se
llama cacalótetl[2] quemada, o de la piedra
que se llama tepétlatl.[3]
La mención de estos dos dioses nos
muestra que estos productos se obtienen con calor y con la intervención de
manos de especialistas. Ruiz de Alarcón, nos ofrece un conjuro nahuatl para
armar un horno de cal:
Si desea hacer cal, pronuncie el
maestro calero la siguiente oración ante el hacha antes de cortar la leña
necesaria para formar el horno:
Ea, Dígnate venir, chichimeca rojo,
porque está aquí el sacerdote que tiene por signo Uno Agua. Vosotros lo
quemaréis, vosotros lo destruiréis. ¿En qué te ocupas, chichimeca rojo? Porque
yo le daré aquí vida a mi hermana mayor, la mujer blanca. No codiciarás a los
sacerdotes que traigo aquí. No tienen sangre, no tienen color. Soy yo mismo, el
señor de los encantos.
Una vez cortada la madera, haga con
ella el lecho de leña y diríjale estas palabras:
Ea, Dígnate venir, sacerdote que tiene
por destino Uno Agua. Dígnate venir a echarte en mi horno encantado. Allí te
harás humo, allí te harás niebla. Allí tendrá vida, allí nacerá mi hermana
mayor la mujer blanca.
Diga después a las piedras que habrá
de calcinar:
Ea, Ven, mi hermana mayor Uno Muerte,
que aquí tendrás vida, que aquí nacerás. Mis hijos que están aquí no dispondrán
inconsideradamente de las cosas. Te beberán, te comerán. Soy yo mismo, el señor
de los encantos.
Al concluir esta invocación, arme el
horno con las capas de piedra calera y con la leña. Antes de encender el cúmulo
conjure al fuego para que cumpla correctamente su oficio:
Ea, Dígnate venir, mi padre Cuatro
Caña, el que está centelleando, el rubio, madre de los dioses, padre de los
dioses. Dignaos venir.
Ya vine a colocar mi estera florida
sobre la que irás a sentarte. Pero no te detendrás.
Te apresurarás. Irás a comer. Vendrás
rápidamente. Vivirá, nacerá la mujer blanca, porque aquí te están esperando mis
hijos. No un cualquiera: soy yo mismo, el señor de los encantos.
Encienda el horno e invoque al viento
para que el fuego no se ahogue y pueda distribuirse fácilmente por todo el
cúmulo hasta salir por la parte superior:
Ea, Ven, mi hermana mayor, la mujer
verde. Dígnate apresurarte, porque viene ligero mi padre, Cuatro Caña, el que
está centelleando. Dígnate venir, viento verde. Dígnate venir a apresurar a mi
padre, Cuatro Caña. ¿Qué es lo que hace? ¡Que se apresure! Tendrá vida, nacerá
la mujer blanca. Frente a ella, sobre ella miraremos.
Bailen después el maestro calero y sus
ayudantes alrededor del horno.
Ya de regreso a sus casas, beban pulque
por el camino hasta quedar dormidos por la embriaguez y el cansancio.[4]
Aunque no corresponde a San Andrés
esta descripción. López Austin (1993),
aprecia en este conjuro que la quema de cal era un procedimiento complejo. Cada
etapa tenía una oración dirigida a un dios específico que interviene en la
quema de cal, después de prender el horno el maestro calero y sus ayudantes
remataban el ritual con un baile y una borrachera.
Con respecto a este rito López Austin (1993: 30-34) nos dice que
“La primera etapa comienza cuando el maestro calero se prepara a leñar, y
termina cuando ha cortado la madera. La oración tiene dos partes: la invocación
a los seres que ayudan y la alabanza que el maestro calero les hace para lograr
su reciprocidad. El fin del conjuro es la conservación de los dedos de los
leñadores ante la amenaza de que el hacha de cobre los traicione, para el
maestro calero es importante usar los nombres apropiados. “El chichimeca rojo”
es el hacha de cobre. Así identifica al instrumento, por el color del cobre y
por su filo. Habla de la cal que producirá diciendo que dará vida a su hermana
mayor la mujer blanca, se remite al parentesco manifestando la familiaridad del
maestro calero con los espíritus que conjura. La madera es lo que tiene por
signo Uno Agua, esto es, con la denominación calendárica indica que los árboles
nacieron en la fecha Uno Agua de los días de la creación. Todos los árboles y
los objetos hechos de madera pueden ser llamados Uno Agua”.
“Se puede ver que el hacha es una
herramienta peligrosa. Cuando los espíritus son dotados de una naturaleza
oculta con decisión y fuerza de acción hay poco margen para un accidente, ya
que la fatalidad se explica por el entremetimiento de algún espíritu malo. El
peligro del ataque es por hambre. El hacha desea la sangre del leñador. El
maestro calero trata de convencer al chichimeca rojo, mintiéndole que no son
humanos”.
“En la segunda etapa el maestro
construye la cama de leña pidiendo a los leños que se tiendan para convertirse
en humo, en niebla”.
“En la tercera etapa coloca las
piedras de cal sobre la leña y les da el nombre calendárico de la cal en la que
se han de transformar. La cal, como todos los elementos de naturaleza térrea,
nació en el día Uno Muerte del ciclo de la creación. El maestro quita a las
piedras el temor a los leños y al fuego”.
“En la cuarta etapa se arma el horno.
Antes de encender el maestro el montón de leños, le dice al fuego, que tiene
como propiedad invisible la sustancia misma del anciano dios del fuego, madre y
padre de todos los dioses y le da su nombre calendárico, Cuatro Caña, y los de
“el rubio” y el que está “centelleando”. Al conjurarlo lo invita a comer en la
estera florida, o cama de leña que se cubrirá con las flores, o llamas del fuego”.
“En la quinta etapa del trabajo, el
maestro calero enciende la leña y llama en su apoyo al aire. Las corrientes de
aire deben de distribuir el fuego en el interior del horno y arrastrar el vapor
de agua y el anhídrido carbónico que se desprenda de la roca caliza. Un horno
mal ventilado se ahoga. Le da el nombre al aire, “mi hermana mayor, la mujer
verde”. Suplica a su hermana a que avive al fuego, recordándole que el proceso
dará el nacimiento de la cal, la mujer blanca que al final, presenciaran”.
Algunos elementos de las descripciones
del rito para la fabricación de cal concuerdan con creencias actuales, en San
Andrés, como por ejemplo; la mayoría de los hornos están ubicados cerca de
alguna de las cuevas donde se realizan los rituales agrarios de petición de
lluvia, la existencia de espíritus buenos y malos; el humo resultante del horno
se convierte en nube así como el humo de la caña de maíz durante la quema y
rosa de la milpa, se hace una invocación a los “aires”.
En estas descripciones se pormenoriza
la construcción del horno de cal y concuerda en la manera en que se construía
el horno en San Andrés. Don Malaquías Flores nos dice que “Cuando se armaba la
campana del horno se bendecía toda la herramienta y cuando ya estaba todo
preparado se sacrificaba una gallina negra y se hacían oraciones para pedir a
dios que la cal se quemara adecuadamente.”
También nos dice Don Genaro Mendoza con respecto al Señor del fuego, que “No
necesariamente tenía que ser el maestrero calero anciano, que lo que interesaba
era el conocimiento, aunque era muy bien visto el que fuera el maestrero de 50
años para arriba.”
Relatos “caleros” nos remiten a la
descripción de ritos previos a una construcción, respecto al sacrificio de una
gallina negra, el rezo a dios y a la participación de una persona adulta
presidiendo dicho rito.
“Para los mexicas estos procedimientos
se relacionan con el Tlaltícpac, la
superficie de la tierra, y con el momento de la creación del mundo. La razón,
es que hay un cambio en la sustancia” (López,
1993: 34). La piedra, que pertenece a un orden de cosas, se convierte en
cal o materia térrea. El intermediario es el dios más poderoso, el que provoca
las transformaciones, madre y padre de todos los dioses, el fuego, el único que
puede cambiar el agua en vapor, la leña en combustible, el agua salina en sal.
Nos dice Don Genaro Mendoza que su
papá era uno de los que más sabia del trabajo de la cal:
Durante la revolución la producción y
quema de cal se detuvo completamente, por miedo a que la leva los agarrara en
pleno trabajo en el horno. Cada horno producía alrededor de 100 cargas de cal viva y solo se quemaba cal
durante la temporada de secas, cinco veces al año cada horno. Una carga de cal
viva pesaba alrededor de 100 Kg.
Después de la revolución, los que
regresaron se dedicaron de nuevo a la quema de cal por ser lo que nosotros
sabíamos hacer y según me acuerdo la cal costaba en ese entonces diez centavos
el kilogramo. Para la transportación de la cal se usaba mulas y burros, de lo
cual había mucho en ese entonces. Cada mula cargaba una Carga y media (150 Kg.)
y un burro una carga (100 Kg.). La mayor parte de la cal era llevada a Oacalco,
aunque había ocasiones que se llevaba pedidos hasta Amecameca, Puebla, Chalma,
Cuautla, a muchos lugares. En ese entonces la cal se usaba principalmente para
la construcción y para el niscómil (nistamal),
para las tortillas.
EL RITUAL
Las herramientas de
todos aquellos que trabajan con el fuego, como por ejemplo el Señor del Fuego,
el carbonero, el temazcalero, el
panadero o el herrero., participan de un carácter sagrado común además del
fuego, el martillo o marro, el fuelle o el aire, el yunque, el carbón o la
leña, el hacha, y el horno mismo se revelan como elementos o seres sagrados que
contribuyen a la puesta de escenificación de la creación, el fuego como
espíritu purificador. Se supone que pueden obrar por su propia cuenta dentro de
la naturaleza, por su propia fuerza mágico-religiosa, ayuda y da poder al
especialista.
Por
ejemplo los mossengere y los ba sakate creen que la dignidad del
maestro herrero se concentra en el fuelle (Forbes).
En
cuanto a los hornos, su construcción está rodeada de simbología y magia, y
constituye todo un ritual propio de transformación de índole alquímica.
Todas
las creencias relacionadas a la fabricación de cal viva no se limitan
exclusivamente a la potencia sagrada de las rocas, sino se extienden a la magia
de los instrumentos que se utilizan, el
hacha, machete, leña, y el horno. El arte de construir estas herramientas son de
esencia sobrehumana mágica, ya divina, o demoniaca, el Señor del Fuego las
construye como armas mortíferas para luchar y recrear la creación del universo.
Es posible que al ritual mitológico de las rocas calíferas se añadan elementos
de la misma cosmovisión local del ritual agrario o santoral católico del
pueblo, que sobrevive desde la misma edad de Piedra. La herramienta de piedra
como lo es el hacha de mano estaban cargados de una fuerza misteriosa:
golpeaban, herían, hacían estallar, producían chispa lo mismo que el rayo. La
magia ambivalente de las herramientas y armas de piedra, son mortíferas y
bienhechoras como el propio rayo, y se transmitió amplificada a los nuevos
instrumentos construidos, para tal efecto también al fuego y en horno. El
martillo o el mazo, y el hacha, son herencias a los hombres de dioses de la
guerra, y de la tempestad. Por eso los dioses de la tempestad, huracanes y
vientos fuertes, y de la fertilidad agraria son imaginados como dioses
forjadores. A si como los relámpagos y el granizo chispeante caen sobre la
tierra derribando a los demonios. Los dioses de la tormenta golpean la tierra
con piedras del rayo (obsidianas), son símbolos del hacha de piedra doble y de
la maza. Toda la simbología, en torno, está elaborada alrededor de la
fecundidad agraria y a la actividad hornero-minera de la cal, y es anterior a
la metalurgia, pero contemporáneo a la alfarería y a la agricultura, y se
enmarca en un universo religioso-espiritual muy especial que envuelve la caza,
la recolección y la agricultura, pero sobre todo. Donde la deidad principal es
derrotada por el más fuerte: el fecundador de la Madre Tierra.
En mi
libro Culto a los Señores del Tiempo (Ruiz,
2001) analizo las cosechas rituales del elote y de la mazorca por medio de
las deidades ‘dema’, (...) los demas aparecen en múltiples formas, y
siguen a la vez siendo ellos mismos. La muerte (...) no significa el fin de su
existencia, sino una multiplicación de sí mismos bajo diferentes aspectos y un
nuevo principio (...) cada una de sus diversas apariencias inicia un rito, una
costumbre, inventa un instrumento, enseña su uso contribuyendo de esta manera
al aumento de elementos tanto naturales como culturales (...) los demas matan para crear nuevas formas de
vida, y no sólo matan animales, sino con frecuencia seres de su misma especie.
Las nuevas formas de vida surgen de sus huesos, de la sangre, del pelo y de las
otras partes del cuerpo del ser muerto.[5] …el sacrificio del maíz,
como ‘dema’, se entiende como muerte
generadora en tanto propicia la transformación cósmica de la energía y del
ciclo vida-muerte-vida, de los humanos y del mundo vegetal, que se ubican identificados
en el plano sagrado …la transformación expresa una metamorfosis sagrada, y se
encuentra relacionada con la muerte ritual, es decir, al sacrificio humano que
en conjunto evidencia la presencia del maíz como divinidad, con características
correspondientes a los ‘demas’ …En
esta perspectiva analítica, tal vez la representación más completa de la
cosmovisión de los “caleros” se relacione a la cosecha y la ofrenda con el
sacrificio de los “Señores del tiempo” como deidades ‘dema’. El sacrificio simboliza un acto de intercambio energético
mediante el cual los humanos entregarían sus productos a los “Señores del
tiempo”, recibiendo a cambio los frutos de la tierra, a través de la muerte.
En mi
opinión, de aquel entonces (Ruiz, 2001)
era que la cosmovisión de los “caleros” está relacionada con rasgos
particulares de las deidades ‘dema’, y que puede advertirse en la fauna mítica
y en las ofrendas. En una reinterpretación más elaborada, contemplo que estas
deidades primitivas se reencuentran también en la transformación de la roca
caliza.
Así
mismo reinterpreto que las creencias religiosas de los “caleros” en torno a las
relaciones “maíz-hombre” u “hombre-maíz” completan el armazón simbólico
asociado a las deidades ‘dema’ a
través de la transformación simbólica de la cal, del medio ambiente, de la
naturaleza como del maíz, del alma del Huehuentle
y del Señor del Fuego. El maíz es el alimento principal del pueblo, de él se
formó el hombre, así mismo la transformación de la roca y de la naturaleza
permite al Señor del Fuego transformar su alma.
Si partimos del supuesto de “la
creencia en que a través de una transformación se alcanza una nueva vida en la
que se mantiene la identidad del transformado nos indica, por una parte, que
existe una conciencia realista de la transformación, y, por otra, que hace su
aparición en escena lo imaginario como una de las formas de percepción de la
realidad y que el mito entra a formar parte de una nueva visión del mundo.
Tanto lo imaginario como el mito se convertirán a un mismo tiempo en productos
y coproductores del destino humano” (Morin,
1974: 115).
En este
nivel religioso la idea de la creación es operado por un ser supremo que pasa a
la penumbra para ceder su lugar a la idea de la creación por hierogamia y
sacrificio sangriento. Se transforma el concepto de creación por la de
procreación. Esta es una de las causas por las que encontramos en la mitología
minera calera los motivos de una unión ritual y sacrificio sangriento. Aunque
pueden aparecer ambas concepciones míticas en algunos casos.
Al
acelerar la transformación de la piedra en cal viva, el Señor del Fuego acelera
el ritmo del tiempo temporal geológico, por el del tiempo vital humano. Este proceso de quemado de la roca
caliza, es una maduración forzada de la roca en cal viva, como la maduración
del maíz, la roca tiene un color distinto en su madurez al de su comienzo, así
mismo la madurez del alma del Señor del Fuego y de sus ayudantes, del Huehuentle y de sus iniciados cambia en
sabiduría.
El
Señor del Fuego adopta la transformación de la materia que se encuentra en la
naturaleza, al mismo tiempo que trabaja para transformarse espiritualmente a sí
mismo.
El
papel del sacrificio de pollos o guajolotes enterrados bajo el horno o en la
casa habitación, como ya lo hemos visto, representa un ritual de sustitución ya
que aseguran la comunicación y la unión mítica con lo alto y lo bajo,
constituyendo con esto una unión de contrarios (cielo-tierra, macho-hembra) y
eran también imagen de la totalidad cósmica. A este respecto se tiene el leve
recuerdo que las rocas de cal eran clasificadas con algún sexo especifico, y en
su cocción o fusión participaban jóvenes de ambos sexos vírgenes, los varones
echaban leña al horno y las mujeres son las que le echan agua a la roca para
probar el cocimiento de la roca, y solo
así se ve la buena obra de transformación de la roca virgen en cal viva. Aunque
en mayor consenso se dice que es el sexo masculino el que interviene en el
proceso de horneado total. La humedad (agua) contenida en la leña, y el fuego
operaban en la transformación de un mismo elemento, gracias al trabajo y la
magia del Señor del Fuego.
Mientras
la producción de cal de los hornos podía ser predicha, con una gran variedad en
la eficiencia. Los factores que afectaban la eficiencia de los hornos incluían
la habilidad del Señor del Fuego, el viento, la lluvia, el colapso estructural,
el derrame de piedra, el contenido de humedad de la madera, el tamaño de la
leña, la falta de combustible, piedra caliza húmeda, piedra de mala calidad con
impurezas, piedras muy grandes, y exceso de piedra. El objetivo del Señor del
Fuego era equilibrar estos factores para alcanzar el mejor resultado utilizando
su conocimiento técnico y mitológico.
La
promoción del sacrificio de algún animal es a condición de recordar toda
creación cosmogónica y antropogónica que refuerza las homologaciones entre el
hombre y el cosmos, porque el cosmos deriva de un gigante primordial. Así
podemos referirnos, por ejemplo, a los ritos de consagración en la construcción
de algún templo, casa habitación, o algún horno, por medio de los cuales se
transfiere el alma del animal sacrificado a la construcción misma, la cual se
convierte en el cuerpo del sacrificado.
El
Señor del Fuego contemplaba rituales de sacrificio de una gallina al centro del
horno, así como se escogía un punto o lugar para consagrar para construir el
horno, de esta manera demarcaba y protegía, observando una orientación hacia el
Oriente-Occidente, direcciones sagradas. También se consensa el uso de ofrendas
de maíz, mole, y agua ardiente, todo en cerámica de barro, y que podían ser
quemados al centro del horno; se prohibía la presencia de las mujeres. Tanto en
las antiguas prácticas aztecas (Ruiz de
Alarcón 1984), como en las que han sobrevivido de los mayas, la cal
producida era considerada una entidad femenina pura (a la que llamaban Señorita
Blanca, Sac Chupal en maya, o Yztac Cihuatl en Náhuatl, la cual
era creada y liberada en el proceso de transformación de piedra caliza en cal
viva.
El temazcal es un baño de vapor muy
difundido en todas las culturas prehispánicas, y obedecían a conceptos mágico-religiosos
con observaciones médicas efectivas. Su finalidad era la purificación ritual
del cuerpo humano, bajo la tutela de la madre de los Dioses Temazcalteci, cuya imagen siempre estaba
en cada fachada de los temazcales.
Actualmente,
específicamente en San Andrés de La Cal, los temazcales han sido en todo tiempo construidos por el medico
tradicional. El material utilizado en sus modelos circulares, (semejante a un iglú esquimal de hielo), tradicionales
prehispánicos fue de piedra de texcal,
o de ladrillo cocido, aunque también existe modelos rectangulares. Actualmente
se está introduciendo un modelo tradicional de temazcal de los indios dakota,
construido de forma hexagonal por varas entrelazadas que forman una estrella de
seis puntas al centro del temazcal;
finalmente el temazcal se cubre de
mantas de algodón, lonas gruesas enceradas, o petates de palma. En cada uno de los modelos redondos se recrea simbólicamente
la creación de la Madre Tierra; el baño simboliza la purificación por medio del
fuego aplicado a la roca, para crear el calor y recrear la lucha interna entre
el bien y el mal. La entrada de lo temazcales
son al oriente.
Una vez
prendido el hornillo o la fogata donde se calienta la roca volcánica, el
enfermo acompañado por el medico tradicional, y del sexo opuesto, rocía agua a las
rocas, o la pared caliente con infusiones de hierbas medicinales, lo que llena
el pequeño espacio de vapor caliente. El medico tradicional azota el cuerpo del
enfermo con hierbas medicinales. Los usos
médicos son variados; se usa para la higiene y descanso del cuerpo como del
alma, para quitar la fiebre, aliviar y curar heridas, o mordidas de serpientes
o picaduras de animales ponzoñosos, se usa para atender partos y el pos-parto
de la madre como del recién nacido.
Se ha
comprobado un gran poder terapéutico en la
aceleración circulatoria, en la dilatación capilar y arterial, en el drenaje
linfático, en el relajamiento muscular, y el aumento del metabolismo local de los
tejidos.
Hay que
resaltar el hecho de que en San Andrés de la Cal, al introducir la roca volcánica
de texcal, calentada al rojo vivo, al temazcal
se le llama dándole la bienvenida ‘Abuelita’ o ‘Madrecita’ (Madre Tierra): Tonantzin.
También
en San Andrés de la Cal, la piedra caliza (muy diferente a la roca de Texcal),
transformada en cal viva era llamada Señorita Blanca o Yztac Cihuatl.
Ambas rocas intervenidas por el fuego, el Abuelito: Xiutecutli.
El Señor
del Fuego como Sacerdote cumplía, como interventor del Dios Patrono, en la
trasformación de la roca, y por el otro lado en la madurez de la enfermedad en
el caso del temazcal.
Por
último, quiero destacar el papel femenino en el cocimiento alimenticio en el
contexto domestico a través del fuego, lo cual demuestra que no hay un uso
exclusivo de este elemento; en el caso del Señor del Fuego, solo se está
resaltando que hay espacios físicos y temporales donde se recuerda el hecho
mítico de la creación, en la cual interviene un Dios varón.
El
conocimiento adquirido mediante este estudio sobre los restos arqueológicos y simbólicos
que dejaron estas costumbres ha hecho posible encontrar evidencia arqueológica
de hornos de cal mesoamericana, colonial, o posterior en San Andrés de la Cal.
Los restos dejados por las caleras generalmente incluyeron piedra mal quemada y
trozos de sílex quemado, tierra oscurecida y carbón vegetal. También es posible
hallar tierra fundida y greda enrojecida. En los casos de hornos construidos en
oquedades naturales, se han podido encontrar huellas dejadas por el fuego.
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